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Mansedumbre
"Aprended
de mí que soy manso y humilde..."
El octavo fruto del Espíritu es Mansedumbre.
Se destaca como virtud de quienes sufren opresión, estrechases,
acusación o privación. Cristo personifica, representa la
mansedumbre y nos dice en Mateo 11:29 así: "Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas".
Y en Mateo 5:5 nos dice: "Bienaventurado los
mansos, porque ellos recibirán consolación." Si
te acusan, te insultan, para tratar de provocarte a pleito y con
todo eso reaccionas y das testimonio de paz y buen ánimo,
entonces es testimonio de mansedumbre. Si esta es su tendencia
y no eres un contestón o respondón y si así lo haces, entonces
eres manso y humilde.
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