REGRESA PAGINA PRINCIPAL LIBROS Y TRATADOS GRATIS

Estás leyendo el libro

El Mapa de las Obras de la Carne y el fruto del Espíritu

 

LIBRO: El Mapa de las Obras de la Carne y el Fruto del Espíritu
Portada
Reportaje de prensa

Autor y fechas

Prólogo
 
Dedicatoria
 
Te Invitamos Señor

Dios Quiere Hablarte

Las Obras de la Carne
    Adulterio
     
    Fornicación
     
    Inmundicia
     
    Lascivia
     
    Idolatría
     
    Hechicerías
     
    Enemistades
     
    Pleitos
     
    Celos
     
    Iras
     
    Contiendas
     
    Disensiones
      La cizaña
       
    Herejías
     
    Envidias
     
    Homicidios
     
    Borracheras
     
    Orgías

    Y COSAS SEMEJANTES A ESTAS

    Homosexualidad y lesbianismo
     
    Sexo con animales
     
    Averroísmo
     
    Lujuria
     
    Avaricia
     
    Estafa

    Murmuraciones

    Maldicientes
      SEMÁNTICA

    Soberbia

    Contumaz

    Usar el nombre de Dios en vano

    Mentira

    Exageración

    Iniquidad

    Adivinación

    Encantador

    Consultar a los muertos

    Exorcista

    Escarnecedor

    Respondones o Contestones

    Iracundo

    Egoísmo

    Antagonismo

    Rivalidad

    Casamentero

    Prevaricar

    Lisonjeros

    Los Pecados de Sexo

El Fruto del Espíritu
    Amor
      El dar
       
      El amor es benigno
       
      El amor no tiene envidia
       
      El amor no se jacta
       
      El amor no hace nada fuera de lugar
       
      El amor no busca lo suyo

      El amor no se irrita, no guarda rencor
       
      Porque el amor todo lo perdona, todo lo soporta
       
      El amor no se goza de nada injusto
       
      El amor no es desconfiado
       
      El amor es de Dios
       
      El amor reprende y castiga
       
      En el amor no hay hijos preferidos
       
      El perfecto amor no es instantáneo
       
      El amor es responsable y no niño
       
    Gozo
     
    Paz
     
    Paciencia
     
    Benignidad
     
    Bondad
     
    Fe
      Pelea la buena batalla de la Fe
       
    Mansedumbre

    Templanza

Tiempo de Reflexión

 

 

 

 

 < REGRESAR       PRÓXIMO>  

Casamentero

       Dícese de las personas muy aficionadas a casar a los demás. No sólo en los tiempos antiguos se veía el que se arreglaran matrimonios, todavía se hace, pero ahora en más variedad de acciones. Padres y madres que quieren que su hijos se casen con una persona específica y hacen las insinuaciones y expresiones abiertas para que se unan, muchas veces sin una de las partes estar muy interesada. Familiares y amistades que incitan a dos jóvenes o dos adultos que se hagan novios o se casen, siendo insinuadores, algunas veces con el interés de sacar algún provecho. Se dan casos de líderes de un grupo, donde los miembros de ese grupo aceptan como sabia y muy respetable la opinión de su líder. Este líder determina que es lo bueno y lo malo y que persona quiere y acepta que se unan, incitan y dicen directamente con quien se deben casar.

       En el caso de algunos religiosos, incluyendo algunos pentecostales y yo soy pentecostal, dicen que tal decisiones son respaldadas por la Palabra o por Dios directamente; y en algunos casos después que establecen el entusiasmo y la decisión, piden oración para que Dios confirme, que confirme lo que ya está decidido por el corazón y confirmado por el ignorante que lo aprueba. La casamentera interviene directamente en la vida íntima y en una de las más importantes decisiones de la vida de una persona, unirse para siempre en el santo vínculo matrimonial.

       Los Clubes de Solteros y los grupos parecidos que se dedican a buscar pareja son también Casamenteros. En esto incluimos las líneas psíquicas que forman parte de la hechicería y adivinación.

       No deben sentirse aludidos las personas que Dios ha puesto para unir matrimonios separados y casos especiales, y yo he sido testigo de esto, pero con todo, Dios confirma, siempre.

       El asunto del matrimonio es algo íntimo con Dios y los que se van a casar. Es algo que Dios trata directamente con la persona y puede confirmar a través de otra persona. Si vienen cien profetas para hablarte de que una persona va ser tu esposo o esposa y Dios a ti no te dice nada, ni sientes paz con Dios, examina con una lupa porque Dios parece no estar en el asunto.

      Es bueno siempre escuchar el consejo de Dios. Si te has enamorado y no eres libre para casarte eso no es de Dios; o si te acabas de divorciar de tu esposo o esposa y ella o él está solo o sola, tampoco eso es de Dios porque Dios une los hogares destruidos. Si Satanás te ha engañado con un divorcio Dios quiere reconstruir lo que Satanás destruyó. Te casaste en el Señor, siendo cristiano no peques contra Dios con un divorcio sin ser un caso extremo de esos donde no hay remedio. Deseas casarte y tienes la libertad en Dios de hacerlo, entonces detente, escucha consejos y comparte el noviazgo para disfrutarlo y conocerse. Establece el romance sin sexo con la búsqueda de Dios. Son muchas las historias tristes en que sí es de Dios la persona con la que se va a casar pero se adelantan al tiempo de Dios, y eso ha traído muchos sufrimientos. Si este es tu caso, la humillación ante Dios y el clamor es la clave de la felicidad. ¿Crees esto?

      Voy a narrar la curiosa costumbre de principio de siglo hasta más o menos 1960, en los campos de la región suroeste de la República Dominicana. Una de las formas en que un hombre tomaba una mujer para vivir con ella como su esposa.

      La costumbre era que el hombre no necesariamente se tenía que enamorar para decidir tener una mujer por esposa. Unas veces solicitaba a familiares o amigos una mujer para que fuese su esposa. La persona que encontraba o recomendaba a la mujer se la enviaba o se la llevaba al hombre. Y más o menos sería una historia así, según datos históricos recopilados:

      Llega la candidata, la recomendada. El hombre le pregunta su nombre, su edad, quienes son sus padres, cuantos hermanos tiene, etc.

El hombre le decía:

-Mira, ahí tienes víveres, plátanos, guineos, malangas, ñame, huevos.

Luego de decir así el hombre se iba para su labor y la dejaba sola en la casa. No le decía que cocinara esperando a ver si ella tenía la iniciativa de hacerlo y probar si era buena ama de casa.

Por la tarde como a las 3:00 p.m. el hombre regresaba y observaba todo en casa para evaluar como era la mujer en la casa. El consideraba una buena mujer si ella lo esperaba en el portón de la casa para ayudarlo desagarrar o quitar los aliños del b
urro. El hombre traía leche, batata, huevo y otros comestibles. El con toda intención se comía de tres a cinco huevos, como un litro de leche y de cuatro a seis pedazos de medias batatas.
Las sábanas eran hechas de cuatro sacos de harina de tela llamado macarios, el cual no tenía mucha porosidad, la cual se usaba para protegerse del frío. Cuando llegaba la hora de acostarse el hombre se acostaba primero, luego la mujer que por lo regular era muy tímida y se acostaba de último. Algunas veces de espalda y otras veces para los pies. El hombre le decía que se arropara con la sábana. Era costumbre que por el frío se arropaban de pie a cabeza. Aquí el hombre aprovecha para soltar los gases intestinales causado por la comida que a propósito se preparó. Debajo de la sábana había un hedor muy apestoso y la idea era saber si ella lo resistía porque si lo resistía eso sería una muestra de una mujer fiel. Estos gases eran como truenos, o pequeñas ametralladoras. El hombre permanecía con la cabeza por fuera observando para ver si la mujer sacaba la cabeza.

Si no saca la cabeza, al amanecer le decía: "A partir de hoy, usted es la doña de la casa. Puede coger cualquier gallina y hacer comida. Puede ordeñar la chiva, puede ordeñar la vaca, puede ir al conuco (Sembradía alrededor de la casa) y coger un machete, cuidar los puercos, echarle comida a la gallina, todo esto aquí es suyo." Le mostraba todo lo que era su propiedad. Ese era el primer día el cual no tenían relaciones sexuales. Pero si la mujer no pasaba la prueba de la primera noche, entonces él le preparaba una alforja de comestibles y la mandaba para su casa.

Y esto se constituía una matrimonio, sin estar casado legalmente, lo que Dios exige, sin hacer ningún tipo de ceremonia. En estos eventos particulares la mujer era muy seria y la palabra divorcio no formaba parte de sus pensamientos. Y estos matrimonios duraban según la costumbre de la época. Pero a los que no están casados legalmente, están mal ante Dios.
 

< REGRESAR       PRÓXIMO>