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Casamentero
Dícese de las personas muy aficionadas a casar a los demás. No
sólo en los tiempos antiguos se veía el que se arreglaran
matrimonios, todavía se hace, pero ahora en más variedad de
acciones. Padres y madres que quieren que su hijos se casen con
una persona específica y hacen las insinuaciones y expresiones
abiertas para que se unan, muchas veces sin una de las partes
estar muy interesada. Familiares y amistades que incitan a dos
jóvenes o dos adultos que se hagan novios o se casen, siendo
insinuadores, algunas veces con el interés de sacar algún
provecho. Se dan casos de líderes de un grupo, donde los
miembros de ese grupo aceptan como sabia y muy respetable la
opinión de su líder. Este líder determina que es lo bueno y lo
malo y que persona quiere y acepta que se unan, incitan y dicen
directamente con quien se deben casar.
En el caso de algunos religiosos, incluyendo algunos
pentecostales y yo soy pentecostal, dicen que tal decisiones son
respaldadas por la Palabra o por Dios directamente; y en algunos
casos después que establecen el entusiasmo y la decisión, piden
oración para que Dios confirme, que confirme lo que ya está
decidido por el corazón y confirmado por el ignorante que lo
aprueba. La casamentera interviene directamente en la vida
íntima y en una de las más importantes decisiones de la vida de
una persona, unirse para siempre en el santo vínculo
matrimonial.
Los Clubes de Solteros y los grupos parecidos que se dedican a
buscar pareja son también Casamenteros. En esto incluimos las
líneas psíquicas que forman parte de la hechicería y
adivinación.
No deben sentirse aludidos las personas que Dios ha puesto para
unir matrimonios separados y casos especiales, y yo he sido
testigo de esto, pero con todo, Dios confirma, siempre.
El asunto del matrimonio es algo íntimo con Dios y los que se
van a casar. Es algo que Dios trata directamente con la persona
y puede confirmar a través de otra persona. Si vienen cien
profetas para hablarte de que una persona va ser tu esposo o
esposa y Dios a ti no te dice nada, ni sientes paz con Dios,
examina con una lupa porque Dios parece no estar en el asunto.
Es bueno siempre escuchar el consejo de Dios. Si te has
enamorado y no eres libre para casarte eso no es de Dios; o si
te acabas de divorciar de tu esposo o esposa y ella o él está
solo o sola, tampoco eso es de Dios porque Dios une los hogares
destruidos. Si Satanás te ha engañado con un divorcio Dios
quiere reconstruir lo que Satanás destruyó. Te casaste en el
Señor, siendo cristiano no peques contra Dios con un divorcio
sin ser un caso extremo de esos donde no hay remedio. Deseas
casarte y tienes la libertad en Dios de hacerlo, entonces
detente, escucha consejos y comparte el noviazgo para
disfrutarlo y conocerse. Establece el romance sin sexo con la
búsqueda de Dios. Son muchas las historias tristes en que sí es
de Dios la persona con la que se va a casar pero se adelantan al
tiempo de Dios, y eso ha traído muchos sufrimientos. Si este es
tu caso, la humillación ante Dios y el clamor es la clave de la
felicidad. ¿Crees esto?
Voy a narrar la curiosa costumbre de principio de siglo hasta
más o menos 1960, en los campos de la región suroeste de la
República Dominicana. Una de las formas en que un hombre tomaba
una mujer para vivir con ella como su esposa.
La costumbre era que el hombre no necesariamente se tenía que
enamorar para decidir tener una mujer por esposa. Unas veces
solicitaba a familiares o amigos una mujer para que fuese su
esposa. La persona que encontraba o recomendaba a la mujer se la
enviaba o se la llevaba al hombre. Y más o menos sería una
historia así, según datos históricos recopilados:
Llega la candidata, la recomendada. El hombre le pregunta su
nombre, su edad, quienes son sus padres, cuantos hermanos tiene,
etc.
El hombre le decía:
-Mira, ahí tienes víveres, plátanos, guineos, malangas, ñame,
huevos.
Luego de decir así el hombre se iba para su labor y la dejaba
sola en la casa. No le decía que cocinara esperando a ver si
ella tenía la iniciativa de hacerlo y probar si era buena ama de
casa.
Por la tarde como a las 3:00 p.m. el hombre regresaba y
observaba todo en casa para evaluar como era la mujer en la
casa. El consideraba una buena mujer si ella lo esperaba en el
portón de la casa para ayudarlo desagarrar o quitar los aliños
del burro. El hombre traía leche, batata, huevo y otros
comestibles. El con toda intención se comía de tres a cinco
huevos, como un litro de leche y de cuatro a seis pedazos de
medias batatas.
Las sábanas eran hechas de cuatro sacos de harina de tela
llamado macarios, el cual no tenía mucha porosidad, la cual se
usaba para protegerse del frío. Cuando llegaba la hora de
acostarse el hombre se acostaba primero, luego la mujer que por
lo regular era muy tímida y se acostaba de último. Algunas veces
de espalda y otras veces para los pies. El hombre le decía que
se arropara con la sábana. Era costumbre que por el frío se
arropaban de pie a cabeza. Aquí el hombre aprovecha para soltar
los gases intestinales causado por la comida que a propósito se
preparó. Debajo de la sábana había un hedor muy apestoso y la
idea era saber si ella lo resistía porque si lo resistía eso
sería una muestra de una mujer fiel. Estos gases eran como
truenos, o pequeñas ametralladoras. El hombre permanecía con la
cabeza por fuera observando para ver si la mujer sacaba la
cabeza.
Si no saca la cabeza, al amanecer le decía: "A partir de hoy,
usted es la doña de la casa. Puede coger cualquier gallina y
hacer comida. Puede ordeñar la chiva, puede ordeñar la vaca,
puede ir al conuco (Sembradía alrededor de la casa) y coger un
machete, cuidar los puercos, echarle comida a la gallina, todo
esto aquí es suyo." Le mostraba todo lo que era su propiedad.
Ese era el primer día el cual no tenían relaciones sexuales.
Pero si la mujer no pasaba la prueba de la primera noche,
entonces él le preparaba una alforja de comestibles y la mandaba
para su casa.
Y esto se constituía una matrimonio, sin estar casado
legalmente, lo que Dios exige, sin hacer ningún tipo de
ceremonia. En estos eventos particulares la mujer era muy seria
y la palabra divorcio no formaba parte de sus pensamientos. Y
estos matrimonios duraban según la costumbre de la época. Pero a
los que no están casados legalmente, están mal ante Dios.
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