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El amor es de Dios
El verdadero amor es de Dios y nunca se acabará porque Dios es eterno y para siempre. En 1 Juan 4:7 dice: "Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios." En Interlineal-Griego dice: "Amados, amémonos unos a otros, pues el amor procede de Dios es". Lo cual significa que el AMOR es propiedad de Dios, pertenece a Dios y todo lo que es fuera de esto no es amor verdadero. De Dios aprendemos el amor, aprendemos a amar; Todo el amor que nosotros podamos sentir y dar no se puede comparar con el amor de Dios a nosotros. En 1 Juan 3:1 nos dice de lo grande del amor de Dios para con nosotros: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamado hijos de Dios". El amor es comparado con el fuego, con la intensidad del fuego y en el Cantar de los Cantares 8:7 dice: "Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos." Este es el amor que Cristo le tiene a su iglesia, la iglesia que viene a buscar; y es así como también nosotros debemos amar a nuestras esposas, como Cristo ama a la iglesia. De cómo se debe amar a un esposo o una esposa, a un novio o una novia, no son pocas las personas que dicen que saben amar y que tienen experiencia en amores y en verdad lo que han vivido no se asemeja a lo que es amar. Se ha oído muchos pensamientos como este: "Te quiero más que ayer pero no tanto como mañana."; también hemos oído decir: "Yo te amaré para toda la vida"; y: "Tú eres el hombre de mi vida y nunca te dejaré." Quizás usted tenga su colección privada de expresiones adicionales a las que aquí se han dicho, si es así recuérdelas ahora para que evalúe. Digo yo y no la Biblia, que estas expresiones son dignas de pena, son ignorantes. Cristo dice en Mateo 6:7, "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan, que por su palabrería serán oídos." Son muchos los casos que he sabido y otros de los cuales yo he sido testigo y otros de los cuales yo era así, en que después de decir estas cosas, un tiempo después, se aborrecen, no se interesan, se les fue esa pasión pasajera, etc. Para mí, todo esto es digno de pena. Nadie puede dar lo que no tiene, por tanto para dar el amor verdadero a la esposa o al esposo se tiene que tener el amor de Dios. Llenarse del amor de Dios, amar a Dios primero y buscar las cosas que son de Dios primero. Y entonces teniendo es cómo podemos dar, dar el amor sincero y duradero y es así como se disfruta de un matrimonio con una intimidad saludable y feliz. Deseo narrarle una curiosa costumbres de principio de siglo hasta más o menos los años 1960, en los campos de la región suroeste de la República Dominicana, una típica historia de una pelea matrimonial. Uno de los esposos enojados dividía la cama con una tabla, con el propósito de estar separados durmiendo en la misma cama. Después de un tiempo, quizás como de 60 a 90 días y a veces años, algunos de los dos tenían la intención de reconciliarse, casi siempre el hombre. El que deseaba reconciliarse o estaba más apurado, al acostarse provocada algunos estornudos fuertes que removía la cama para llamar la atención y exclamaba con buena entonación así: -¡Jesús María Tingarria! Su pareja sabiendo inmediatamente cual era la intención le respondía:
-¡Quite la tabla!
-¡Quítela usted! Y ese era el medio de entablar una comunicación y casi nunca existían divorcios. Suena gracioso, quizás hasta infantil, entonces haga una comparación de su vida y luego mire hacia arriba donde está Dios sentado mirando, y medite. Y en Juan 3:16 nos dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga la vida eterna." Al entender esto y amar como Dios nos ha amado entonces nuestro amor es grande.
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