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El Mapa de las Obras de la Carne y el fruto del Espíritu

 

LIBRO: El Mapa de las Obras de la Carne y el Fruto del Espíritu
Portada
Reportaje de prensa

Autor y fechas

Prólogo
 
Dedicatoria
 
Te Invitamos Señor

Dios Quiere Hablarte

Las Obras de la Carne
    Adulterio
     
    Fornicación
     
    Inmundicia
     
    Lascivia
     
    Idolatría
     
    Hechicerías
     
    Enemistades
     
    Pleitos
     
    Celos
     
    Iras
     
    Contiendas
     
    Disensiones
      La cizaña
       
    Herejías
     
    Envidias
     
    Homicidios
     
    Borracheras
     
    Orgías

    Y COSAS SEMEJANTES A ESTAS

    Homosexualidad y lesbianismo
     
    Sexo con animales
     
    Averroísmo
     
    Lujuria
     
    Avaricia
     
    Estafa

    Murmuraciones

    Maldicientes
      SEMÁNTICA

    Soberbia

    Contumaz

    Usar el nombre de Dios en vano

    Mentira

    Exageración

    Iniquidad

    Adivinación

    Encantador

    Consultar a los muertos

    Exorcista

    Escarnecedor

    Respondones o Contestones

    Iracundo

    Egoísmo

    Antagonismo

    Rivalidad

    Casamentero

    Prevaricar

    Lisonjeros

    Los Pecados de Sexo

El Fruto del Espíritu
    Amor
      El dar
       
      El amor es benigno
       
      El amor no tiene envidia
       
      El amor no se jacta
       
      El amor no hace nada fuera de lugar
       
      El amor no busca lo suyo

      El amor no se irrita, no guarda rencor
       
      Porque el amor todo lo perdona, todo lo soporta
       
      El amor no se goza de nada injusto
       
      El amor no es desconfiado
       
      El amor es de Dios
       
      El amor reprende y castiga
       
      En el amor no hay hijos preferidos
       
      El perfecto amor no es instantáneo
       
      El amor es responsable y no niño
       
    Gozo
     
    Paz
     
    Paciencia
     
    Benignidad
     
    Bondad
     
    Fe
      Pelea la buena batalla de la Fe
       
    Mansedumbre

    Templanza

Tiempo de Reflexión

 

 

 

 

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Soberbia

            Orgullo desmedido. Dios quebranta a los soberbios y en Isaías 28: 3 dice: "Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín."  Para entender mejor, recordemos que hay corona que su material es el oro, o hecha de espinas y aquí habla una hecha de soberbia.  Ejemplo de soberbia es el que dice: "Como yo y mejor que yo en esto no hay nadie.", "Este es el mejor lugar del mundo y lo demás es poca cosa." O cuando en una iglesia dicen: "Como esta iglesia muy pocas en este país o quizás una más o ninguna, esta es la mejor, aquí el poder de Dios es donde mejor se siente"; o si dice: "Si te vas de esta iglesia te vas a perder"; o si dicen: "El pasto de esta iglesia es verde y bueno, como este no lo vas a encontrar". Todas estas cosas y muchas más que ahora usted está cayendo en razón, todas son soberbia. No actúe a la defensiva, sea receptivo al mensaje, si le molesta analice lo que significa humildad y compárelo luego con la soberbia.

            Contaré tristes historias muy reales las cuales pueden estar pasando cerca de ti. He oído testimonios y también he sido testigo de cómo iglesias, evangelistas, pastores y otros hermanos en la fe han perdido el respaldo de Dios. Unos los he visto vivir de sus glorias pasadas. Otros cabizbajos miran con tristeza lo que eran una vez. Otros los estoy viendo en la actualidad como están cayendo.  En todos ellos hay un denominador común, la soberbia, el orgullo desmedido. Muchas veces se les siente el orgullo que desagrada a Dios cuando expresan cosas como estas: "¡Como Dios me usa!"; "Yo sé lo que hago, a mí Dios me habla, yo no le hago caso a nadie, yo sé de esto."  En otros casos he visto cómo se siente el orgullo cuando expresan y publican en la iglesia o fuera de la iglesia cuando han sacado un demonio de una persona, o cuando han resucitado una persona que murió en presencia de muchos.  He visto la total ausencia de humildad aunque con sus labios le dan la gloria a Dios. Muy lamentablemente han perdido la bendición de Dios.

            Detengámonos un momento y viajemos a la Biblia en Lucas 10: 17 al 20. Parémonos al lado de nuestro Señor Jesucristo para oír de El la conversación con sus discípulos: "Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo.  He aquí os doy potestad de hollar sobre serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Mas no os gocéis de esto, que los espíritus se os sujetan; antes gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos."

Parece ser que los discípulos venían con cierto orgullo que les hacía daño a su salvación. Y la contestación del Señor fue recordarles lo que le pasó a Satanás cuando fue expulsado del cielo.  Satanás era un ángel hermoso que se llenó de orgullo desmedido y pecó contra Dios. Él tenía el poder que Dios le había dado. Por tal razón, el Señor les recuerda esto para que no les pase como a Satanás, que ahora es enemigo de Dios y le espera un horrendo castigo en Apocalipsis 20: 10. Es una muy clara advertencia, porque el poder es de Dios, del Cristo, toda la gloria y honra es para Él. Y debemos ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor (Filipenses 2: 12), velando siempre. Bienaventurados los que vienen al Evangelio de Cristo ahora y los que se acogen a estos consejos. Y bien claro lo expresa Mateo 20: 1 al 16 donde termina diciendo: "Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos." ¡Palabra de Dios!

 

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