Año 2009 - El motivo de este tratado
fue que dos de mis muchos viajes en avión, se pasó
al frente en esas dos ocasiones, dos embajadores que
pasaron al frente en la fila de Inmigración.
Los embajadores tienen trato especial en
inmigración cuando entran a un país. Su pasaporte es
diferente y tiene el distintivo de Embajador. Viendo
eso me di cuenta que los más importantes embajadores
no son lo que el hombre va en representación de otro
hombre, sino que mucho más importante que un
creyente, un hijo de Dios vaya en representación del
Reino de los Cielos, de Dios mismo.
Ciudadanía Disponible
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si
Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de
Cristo:
Reconciliaos con Dios”.
2 Corintios 5:20
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije
muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos
de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición,
cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que
sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en
los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo;” Filipenses
3:18-20
“Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que
buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en
aquella de
donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero
anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no
se avergüenza de
llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.”
Hebreos 11:14-16
No solo ciudadanos, sino también hijo del Rey
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable;”
1 San Pedro Apóstol 2:9
“...sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la
ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía
de muchos millares de ángeles, a la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos
perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la
sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” Hebreos
12:22-24
Mansiones Celestiales especialmente para tí En la casa de
mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”.
San Juan 14:2
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante
Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados
los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que
había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos
que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus
obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de
fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de
fuego. Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el
primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva
Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una
esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo
que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y
él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no
habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor;
porque las primeras cosas pasaron.” Apocalipsis 20:12-15
Ya han sido fotografiados por satélites en el espacio, algo
que viene, algo como una cuidad.
¡Cristo viene pronto!
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo
hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque
estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis
21:1-5
Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me
mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del
cielo, de Dios, Apocalipsis 21:10
No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace
abominación y mentira, sino solamente los que están
inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Apocalipsis 21:27
Requisito para hacerse ciudadano y heredar todas las
cosas:
* Arrepentimiento. Porque sin arrepentimiento no hay perdón
de pecados.
* Creer y aceptar a Cristo como tu salvador, tu libertador,
tu sanador.
* Hacerlo de corazón y creer que Dios es más grande que
todos tus problemas.
Al hacer esto, al instante, tus pecados te son perdonados y
tu nombre es inscrito en el libro de la vida.